En 1912, un comerciante de Saint Paul, Minnesota, llamado Walter Deubener, tuvo la idea de añadir un cordón como asa a las bolsas de papel, mejorando así el diseño de la bolsa de papel de fondo plano que había sido creada en 1871 por Margaret E. Knight mientras trabajaba para la Columbia Paper Bag Company.

Estas bolsas de papel con asas se volvieron extremadamente populares entre los comerciantes, ya que no solo facilitaban el transporte de las compras, sino que también funcionaban como una efectiva forma de publicidad al llevar impreso el nombre de la tienda. Esta tendencia continuó hasta la década de 1970, cuando las bolsas de plástico comenzaron a dominar el mercado y las bolsas de papel quedaron en gran parte relegadas, especialmente en los establecimientos de lujo.

Sin embargo, debido a la creciente conciencia sobre la responsabilidad medioambiental, los efectos evidentes del cambio climático, la contaminación de los océanos y las nuevas regulaciones ambientales relacionadas con las bolsas de compras, las bolsas de papel han experimentado un renacimiento. Estos cambios responden a los principios del desarrollo sostenible, la implementación de una economía circular eficaz y la necesidad de que las bolsas de compra sean respetuosas con el medio ambiente en todas las etapas de su vida útil.

Las contribuciones ambientales y la sostenibilidad de las bolsas de papel comienzan con su materia prima, la fibra de celulosa, que se obtiene de bosques gestionados de manera responsable y certificada. En España, estos bosques funcionan como sumideros de dióxido de carbono, capturando 47 millones de toneladas de CO2 equivalente y contribuyendo a mitigar el cambio climático. El CO2 absorbido permanece en los productos de papel de por vida, incluso después de múltiples ciclos de reciclaje.

Además, la biodegradabilidad inherente de las bolsas de papel garantiza que, en caso de que una de ellas termine abandonada en el medio ambiente por accidente, se biodegradará en aproximadamente tres meses sin causar daño al entorno.

bolsas de papel

La industria papelera española y europea lidera en la descarbonización de sus procesos, constantemente reduciendo su huella ambiental. La fabricación de las bolsas de papel se lleva a cabo utilizando energías renovables y procesos limpios, y sus componentes estructurales, como el papel de fibra virgen o reciclada, las colas y las tintas al agua, refuerzan su naturaleza ecológica.

La reutilización de las bolsas de papel también contribuye a su sostenibilidad. Las investigaciones han demostrado que una bolsa puede soportar un peso promedio de 12 kilos, mucho más que las compras típicas de 3 a 4 kilos por bolsa. Asimismo, una bolsa de papel puede ser reutilizada en promedio unas 5 veces antes de necesitar ser reemplazada.

En cuanto al reciclaje, las bolsas de papel son altamente reciclables y se reciclan de manera masiva. El papel de las bolsas puede pasar por hasta 7 ciclos de reciclaje para recuperar la fibra de celulosa. En España, el sistema de recogida selectiva de papel y cartón es un éxito en el ámbito europeo, con la industria papelera española como la segunda más grande en reciclaje, después de la alemana. Cada año, se recogen 4,4 millones de toneladas de papel y cartón usados para su reciclaje en España, lo que representa el 64% del total que consumimos. Además, el 90% de los consumidores llena las bolsas de papel usadas con papel y cartón antes de depositarlas en el contenedor azul.

Como podéis comprobar, la bolsa de papel es sostenible y aporta enormes beneficios medioambientales a nuestro planeta, algo que desde IMSanchis venimos defendiendo desde nuestros inicios hace más 4 décadas. El tiempo nos ha dado razón de que elegimos bien nuestro papel a la hora de contribuir a mejorar la sostenibilidad nuestro mundo.

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